martes, 4 de octubre de 2016

EL MONO DE ZARATUSTRA ¿ACASO ES UN MONO CREATIVO Y RESPONSABLE?

El País es un periódico que dejé de leer sistemáticamente, de modo que ahora lo leo sólo de vez en cuando por motivos literarios. Desde el domingo pasado decidí dejar de hacerlo definitivamente. Este fin de semana una voz telefónica me advirtió que no se me ocurriera leer el artículo de Mario Vargas Llosa sobre la utilidad de los filósofos, ¿Para qué los filósofos? Ni que decir tiene que la desobedecí en un pispás, dejando a la voz clamando en su desierto telefónico.
Era un artículo de opinión de andar por casa, no de doxa, que tiene su punto de partida en lo que supuso para él el libro de Jean-François Revel Para qué los filósofos (de 1957, reeditado en 1971). 
Por lo leo en su artículo, en la filosofía del último medio siglo, echa de menos la valentía creativa y lúcida de dos filósofos que para él ocupan con pleno derecho una indiscutible titularidad filosófica. Jean-François Revel (que no deja títere con cabeza) y Raymond Aron (esencialmente cristiano y antimarxista) son dos figurantes indiscutibles que leen la cartilla a todos los pensadores que por entonces dejaron ya su impronta indeleble, mal que le pese a D. Mario. Y no lo digo por  los primeros patos de feria que se movían por el salón de los disparos, Heidegger, Lacan, Lévi-Strauss. Revel sólo rescata al Sartre de El ser y la nada y a Freud (¿?). De éste último hace "una reivindicación beligerante contra ciertos psicoanalistas, como Jacques Lacan quién frivoliza y enreda grotescamente las ideas de Freud para construirse un vanidoso monumento a sí mismo".  Y como guinda añade un ramo floral muy personal: "Para quienes hemos perdido muchas horas tratando de entender a Lacan (sin conseguirlo), la dura crítica que le merece a Revel resulta alentadora". Así ajusta cuentas. Al leerla, con todo el respeto, no pude impedir que se me impusiera la famosa fábula donde Esopo viene a decir que la uva agraz no exime a la zorra de su impotencia.
Después, continúa moviéndose siempre en un discurso fiduciario, es decir, de plena confianza en su tutor Revel, a quien le atribuye un profundo conocimiento de la filosofía desde Platón y Aristóteles, a Leibniz, Descartes, Pascal, Kant y Hegel... 
No se termina de entender bien qué quiere decir. De las palabras de D. Mario hay que colegir, por ejemplo, que Heidegger no tenía conocimientos filosóficos suficientes. Y habla precisamente de un autor con gran influencia en el exonerado Sartre. Después vinieron las críticas a Althusser, Foucault, Roland Barthes y Derrida (no sé por qué no mete también a Deleuze), fundamentándolas en el uso que de ellos hacían los izquierdistas del mayo del 68 por su utilidad para la "liberación del proletariado". 
Hasta aquí la glosa elogiosa que Vargas hace de Revel (por cierto, de Aron, ni asomo). Lo mejor la guinda: termina diciéndonos que después de la publicación de su libro, Revel abandonó la filosofía y se dedicó al periodismo beligerante. Brillante carrera, sí señor. Y, ¡vaya!, como la filosofía no le daba para vivir ni material ni espiritualmente, se marchó a las barricadas de la moderna verdad mentirosa. Eso da a entender Mario Vargas Llosa.
El artículo lo termina con una de esas reflexiones de padre y prior mío que quiere hacerse profunda y que no ahonda en la oscuridad de un somero charco de lluvia: "Por encima y por debajo de la virulencia intelectual que anima este ensayo de Revel, algo sigue ahora tan válido como entonces: la nostalgia de una vida intelectual creativa y responsable, que ayude a ver claro aquello que parece confuso y en la que las ideas rivalicen y jueguen un papel central en la búsqueda de soluciones para los escalofriantes problemas que enfrenta el mundo de hoy".
 ¿La vida intelectual creativa y responsable no existe más allá o más acá de usted y sus amigos "filósofos"? Imagino que se referirá al mundo propio, plagado de los problemas escalofriantes de la sociedad del espectáculo de papel maché -en el que participa-, y en el papel detourné -que ahora ilustra.
En cuanto al debate creativo e inteligente no sé si alecciona a los periodistas del Ibex-35 a que lean y lean y vuelvan a leer a Jean-François Revel. A lo mejor va Alfaguara y lo reedita con un prólogo suyo y todo. 
Ahora, inmerso en la estupefacción en la que me ha sumido este artículo escucho una voz interior que me repite:
"Es como el mono de Zaratrusta que habla sucumbiendo a la tentación más fácil: la ignaridad¨. Como decimos mucho en mi tierra: ¡es falta de ignorancia! Otros la denominan inteligencia ciega. Hace tiempo que decidió adentrarse en el camino de la notoriedad y, por lo que se ve, cada vez anda más perdido.


Aristóbulo
Alguien debía hacerlo

1 comentario:

  1. Hola Segundo. Me gusta el comentario al artículo de Vargas Llosa. El tono es muy adecuado. El fondo del asunto tratado no puedo juzgarlo. Es "falta de ignorancia propia". Un fuerte abrazo: Nos vemos pronto.

    Manolo Del Río

    Las Palmas 2 de enero de 2018

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