Pueden iniciarse distintos caminos para indagar y responder a estas preguntas. Para referirme al
cambio que supone esta renuncia tan extendida hoy, no se me ocurre nada mejor que establecer una aproximación genealógica para rastrear lo que está en juego. Me vienen a la cabeza una serie de ideas, en primer lugar el apresuramiento, como si ya no tuviéramos tiempo, debiendo vivir todo lo que se pueda de manera intensa; es la prisa determinada por influencia de la estética de la velocidad (Paul Virilio); también pienso en eso que podría llamarse la generalización de la banalidad del bien y
del mal (Freud, Arendt y muchos otros); y en la repentina liquidez de lo genérico (Bauman); e indudablemente en la voracidad de la cara oscura de la ley que nos empuja a lo peor (superyó: Freud, Lacan). Estos pensamientos fugazmente llegados, me preguntan por qué aparecen juntos descubriendo su insistencia en su relación con el espíritu del capitalismo de nuestros días.
Piketty ["El capital en el siglo XXI"] ya en la introducción, resume una de las razones últimas de todo este entramado:
"Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso (lo que sucedía hasta el siglo XIX y amenaza con volverse norma en el s. XXI), el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles y arbitrarias, que cuestionan de modo radical los valores (...) en lo que se fundamentan nuestras sociedades democráticas".
Sorprende que la palabra "mecánicamente" aparezca casi como alma mater de este proceso. A lo mejor no es tan mecánico este procedimiento desde que Bauman introdujera una duda cuando nos hablaba de una falla en el autocontrol de la burocracia que condujo al holocausto. Y nombrar lo mecánico trae a primer plano lo ausente, en este caso precisamente lo opuesto a lo mecánico, la subjetividad. Sobre todo si tenemos en cuenta la referencia ética de Lacan acerca del mal como sacrificio a los dioses oscuros, y los pocos sujetos que pueden resistirse a su captura en ello. Recuerdo también su advertencia: "nuestro futuro de mercados comunes traerá aparejadas nuevas formas de segregación"
La banalidad del bien ya no sirve para limitar el mal, y las transformaciones derivadas de todo ello tienen como causa esa voracidad en el empuje de ir más allá de la ley para acabar con la insatisfacción, con el malestar y conseguir, por fin, la ansiada completud.
Estamos en el
terreno de la subjetividad, pero también de la ideología. Habría que volver a reflexionar sobre el
papel que la ciencia y la técnica tienen en ello (Heidegger, Lacan). Tarea imposible la de colmar la vida con promesas de goce a la que se entrega la técnica, en su camino hacia lo peor. Ya se empieza a denominar "posthumanidad" a la era de la técnica.
Para terminar, otras palabras esclarecedoras de Legendre:
Para terminar, otras palabras esclarecedoras de Legendre:
"Hay que tomar
con pinzas la propaganda ultramoderna que hace de la ciencia un ídolo; del
científico, un cientócrata; y del vasto público, marionetas que aceptan el
fundamentalismo, que se ignora a sí mismo".
[El Tajo. Discurso a
los jóvenes estudiantes sobre la ciencia
y la ignorancia. Amorrortu]
Que no decaiga nunca el asombro.
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