viernes, 24 de noviembre de 2017

LA ESTOLIDEZ ÁULICA

“Sólo se alcanza el infinito pedaleando en una bicicleta estática. El movimiento estático sólo es una trayectoria equívoca, una variación quebrada de la figura geométrica circuloide de trazado infinitesimal. El quebranto es tal que resulta imposible cualquier desplazamiento ubérrimo en un diagrama de estrella, como se puso de manifiesto con la anamorfosis contenida de las machines célibataires.

[Extracto aleatorio (passim) de la Biblia Folisófica del Hámster (Columna Nacarada Ediciones), capítulo III, especialmente la digresión sobre El Malpaso de Aquiles y el Ensimismado Corazón de la Tortuga].”

Aristóbulo
In fine... el infinito siempre está al final.

VERDAD Y MENTIRA

APHORÍA

La verdad que más nos interesa es la mentira que construimos durante nuestra vida para soportar el horror de nuestra miseria interior.

Aristóbulo, Dospuntocero y Segundo Manchado Romero.

viernes, 17 de noviembre de 2017

DECÍAN QUE...

Decían que Prudencio era un bicho raro. Sin embargo una voz constante repetía en su interior tú te has transformado en una puta cucaracha... y él respondía a fin de cuentas una cucaracha tampoco es un bicho tan raro que digamos. Todo lo contrario entre nosotros es muy común. Sólo hay una diferencia la cucaracha articula su ser de otra manera. Nada más.


Aristóbulo
En la Madre de todas las Ciudades
4 de octubre de 2017

viernes, 10 de noviembre de 2017

SKYLINE O EL OSCURO PODER DEL LATÓN

Nos dan la lata con la proposición ética del “es-debe” (es así, luego debe ser así) –erre que erre ético que hasta el mismo Hume lo presentara como falacia sobre la que no cabía fundamentar ningún juicio moral. 
Nos dan la lata con los tú puedes, tú tienes que hacer algo, tú no puedes quedarte con los brazos cruzados, es tú responsabilidad, tú debes aceptar las cosas como son, si esto es así tú debes...y un largo etcétera de imperativos que cruzan todas las fronteras éticas, y sus alarmas, camuflados de máximas útiles.
Miramos el mundo y vemos distintos skylines exteriores. Cada ciudad construye el suyo, aunque no lo sepa. Todas terminan construyendo las estructuras donde fundamentan su idiosincrasia. Como pasa con los sujetos. Sí, también existen líneas de horizontes interiores, y ellos  construyen su diseño exterior sin saberlo, en su eterno ir y venir sin querer queriendo. Por ejemplo, a veces cuando miramos a alguien y lo observamos con detenimiento vemos surgir sus Woermann y sus Donjuanes dándonos las señas de su identidad propia, tal como esos edificios son el skyline de cierta mirada urbanística de nuestra ciudad.
Igualmente, con los individuos se debería destacar la estructura, los mimbres sobre los que se apoya tanto decir vacuo. Por ejemplo, en nuestro tiempo, lo vacuo es decir ¡“empodérese” usted! (¡menuda paradoja!). Todos sabemos que resulta imposible lograrlo en un mundo donde las fibras del poder están por doquier amarrándonos con hilos inefables, insensibles, invisibles ─de esos que no se ven ni con los ojos cerrados, y que termina siempre alcanzando su meta. Como en la fábula de Kafka, el animal arrebata el látigo al amo para golpearse a sí mismo sin saber que él no es sino un nudo más en el látigo del amo. 
Las urdimbres, las estructuras (como quieran) de las que se trata aquí ya no son estructuras férreas, como lo fueron, por ejemplo, en tiempos de Thatcher, sino oscuras y frágiles estructuras de latón. Por eso, en nuestro pequeño y sórdido ámbito, en el peor de los escenarios ni siquiera encontramos férreas damas ni barones de cuero, sino que nos tropezamos con mujeres de latón y hombres de escay que parlotean chácharas ultraliberales sin sentido. Seres que además han perdido ese tufillo rancio que daba una cierta dignidad al empirismo de Hume. Ahora, sólo encontramos emperadores de pacotilla (¿hay alguno que no lo sea?) con la boca llena de ese tipo de imperativos cuando sacan sus caniches a desaguar y defecar.

Aristóbulo
...Es el infinito puesto al alcance de los caniches de Céline