“En sus escritos dicta sentencias como una checa que
conoció en Moscú mientras hacía un posgrado en la época de la lectura rápida en
reflexología aplicada a la psiquiatría. De ahí viene su reflexividad. Aún no se
sabe si también fue por esa razón que alcanzara la fama de tener un aura dorada
propia del buda que él mismo creyó ser, como si fuera un niño entrampado en su
propio esqueje especular, a quien, sin embargo, le ha dado por cultivar bonsáis
y resucitar muertos que él mismo ayudó a matar en vida.
Como todo el mundo”.
Aristóbulo
Inquisidores enricrecidos
Almendras las de Tejeda (KuasKías)
2040