Recorridos de flâneures y flâneuses en una ciudad que
degüella perros esquineros por ladrar al cielo. Por los meandros de una plaza
llena de estatuas que impiden el paso y conmemoran a un número aleatorio de víctimas
diarias.
Recorridos por trayectorias imbéciles que siempre van del
mismo bar a las mismas casas y viceversa.
Recorridos por cuerpos marcados por el sexo que deploran la
existencia de todo lo demás al caminar siempre por un malpaís.
Recorridos por sendas oscuras del vicio, prácticamente insondables
si no se tiene una fina aguja clavada en la mirada.
Recorridos por parques donde viven los desahucios de almas
penosas tiznadas de blanco.
Recorridos por almacenes luminosos donde se acumulan miembros de la polis, y la policía, la misma de siempre, detiene a la gente por llevar carné de insurrecto.
Aristóbulo
La ciudad endocrina
Ediciones Maipez. Vanaria, 1478.